Monday, February 8, 2010

Lechuza el universitario

Las calles se han hecho para el recorrido de mi vagabundez, no hay espacio para ninguna otra práctica humana,

aún no se han recorrido todas, por ende, las cuerdas de la guitarra no han sonado en todas, las calles son;

sin guitarra una canción, sin luces un callejón, con agua una torrentera y sin vagabundos nada.

Las calles incitan a hacer de las penas canciones, y de los corazones nudos de tormentas,

mas el impacto en la gente será de alegría, no se tiene explicación alguna para este fenómeno,

sólo Lechuza supo recorrer las calles y cantando sin reflejo, tuvo que partir por algún callejón.

Las calles padecen de prejuicios ajenos, nadie pudo explicar empíricamente qué es lo que paso,

después de los recorridos y delimitaciones naturales, nadie ha comprendidos las diferencias,

entre lo que puede ser vida o muerte, ying o yang, marioneta o vagabundo, mas prejuicio.

Las calles no te enseñan el camino, uno tienen que sufrir y descansar, ser vagabundo o no ser,

trenzar la soledad, saber que bajo su ala esta la niebla de ser un perfecto desconocido,

pero al mismo tiempo conocerse al extremo de llegar a verse como una simple rutina.

Las calles te predicen el destino, si dando la vuelta de la juventud hay un callejón sin salida,

la claridad de lo intenso y rápido, de crecer mucho, de acabar cómo un principiante, o universitario,

malevo o uno de aquellos que de noche no duerme para seguir a todo tipo de roedor.

Las calles no tienen estaciones, pero el saber que conduce a una sola quimera basta,

es simplemente así, un desierto de pasiones que se encienden en uno y se apagan en el mismo,

con la excepción de que algunos dejan rastros como luciérnagas, que apenas se ven.


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