martes, 18 de junio de 2024

Khonlaya en Oruro

 

Homenaje póstumo a Javier Melgarejo

Khonlaya en Oruro


Son las once de la mañana de un día despejado en Cochabamba, las colas por el diésel se ven mermadas y es el día esperado hoy se reagrupa la mítica agrupación Khonlaya a rendir homenaje al fallecido Javier Melgarejo quien con su hermano Antonio “Kito” Melgarejo fundara el centro cultural Khonlaya y cinco años después la agrupación de fusión Khonlaya.

El homenaje será en el Oruro natal de los Melgarejo, para quienes tienen esa extraña fe de que: “el mercado se autorregula”, el pasaje de Quillacollo a Oruro nos cuesta la mitad al precio del taxi entre Quillacollo y el centro de la ciudad, nada más irracional. Puede ser que las cuatro o más horas de viaje puedan resultar pesadas pero sentimos la ineludible presión, porque el desarrollo artístico de Khonlaya siempre tuvo una dinámica irregular y no sabemos que es lo que pueda pasar más adelante.

Sentados en una vieja mesa pintada con piroxilina, el celeste turquesa mítico, en un recuento de recuerdos propios y de la trayectoria del centro cultural, entramos en razón que al año se cumplen cincuenta años, medio siglo, de Khonlayita, fundada el 75 la agrupación es parte de un impulso creativo renovador que se da en la música boliviana, Savia Nueva, Jenny Cárdenas, El taller Arawi de Jechu Durán, el Papirri, Altiplano, Matilde Cazasola, son algunos de los nombres que formaran parte de esta camada de música boliviana renovadora que surge desde mediados de los setentas.

Los impulsos que intervienen en fenómenos de este tipo pueden esquematizarse en dos líneas, por un lado la individual, en todo caso los intereses del artista, y por otro los colectivos, en el caso de Khonlaya es una dualidad entre los hermanos Melgarejo, Antonio que vivió de niño en Huanuni y Javier en Oruro con sus abuelos. Ese impulso misterioso de escrudiñar en nuestro pasado como mecanismo para entender nuestra propia realidad es lo que les motivaba, pero sin estancarse, mantener la fijación en ese pasado pueda que tuerza esto que puede ser una virtud en un defecto, es necesario un puente entre nuestra historia pasada con el presente, así mismo entendieron los hermanos Melgarejo tal cual lo relata Kito “la difusión creación y preservación de las diversas manifestaciones artísticas nos han permitido aportar para transmitir el conocimiento ancestral y telúrico de nuestra herencia cultural en una expresión contemporánea”.

Los Melgarejo nacen en medio de la rica tradición minera, que en aquellos tiempos era ineludible o muy difícil de obviar, la historia política, económica, social y cultural del país estaba transversalizada por esta influencia, de tal manera que la sensibilidad artística de una u otra manera se veía influenciada. Por otro lado los setentas vieron nacer un movimiento que cobraría importancia, el movimiento indígena, la aparición de los partidos kataristas en los setentas jugará un papel en la sensibilidad propia de la música boliviana, Wara y Ruphay pueden servirnos de ejemplo.

Esta tradición política proletaria y la aparición en el terreno político social de los partidos indios en nuestro país, se enmarcan en movimientos profundos de la reivindicación de estos dos planos de la abigarrada nación llamada Bolivia, quizá un pieza hermosa de tipo artístico que retrate lo complejo y profundo de este momento en el campo popular, sea “Banderas del amanecer”, dirigido por otro gran dúo de la cultura boliviana, Beatriz Palacios y Jorge Sanjinés, película documental que se inscribe en los movimientos minero y campesinos indígenas de finales de los setentas principios de los ochentas y que mejor refleja las motivaciones, limitaciones y alcances de estos movimientos.

Esta compleja y profunda vertiente será la que sirva a los artistas de este periodo de fuente de donde su sensibilidad beba, si se va a estudiar, por lo menos en el campo musical, esta etapa resulta llamativa e importante no sólo por las agrupaciones que nacen sino por el contenido de la obra que nos presentan, entre ellos figura Khonlaya, que si bien esta influencia no se refleja cual espejo en la obra, en un análisis más profundo se deja notar que creativamente está inscrita en este período.

Las dos de la tarde y la vendedora de la flota Nobleza nos asegura que la flota de la una y media llegará en un “ratito”, ese ratito se alarga hasta las tres de la tarde, el evento está programado a las 19:30. Resignados a llegar al filo de la navaja asumimos el reto.


La discografía de Khonlaya es modesta, tres producciones la componen, “Expreso” editado inicialmente en vinilo el año 1994 y reeditado en disco compacto en 2004, el “Cirila Central” en casete 1997 y finalmente el disco compacto “Debajo de la piedra” originalmente editado en 2005 y reeditado en 2010. Al recordar esto nos damos cuenta de lo difícil que es acceder a esta discografía, quizá el más difundido sea el “Expreso” los demás discos son como mitos que circulan los círculos cerrados de melómanos y amantes del folklore boliviano.

El tráfico entre Cochabamba y Oruro se pone peligroso a partir de la tranca de Parotani, al mismo tiempo ese distanciamiento del valle Cochabambino es una transición que cuenta con una carga estética poderosa, nos impulsa a pensar que gran parte de la inspiración para los temas que componen el primero disco de Khonlaya tienen inspiración en los paisajes, que de la luz se hace imágenes en la retina, de la retina sensaciones, de las sensaciones ideas y sentimiento en el cerebro que se materializan en sonidos y poemas.

“Silencio que al callar, pretendes conquistar la ausencia que el tiempo olvidó, no vuelvas a inquietar, las penas ya se van, cansadas de tanto acechar” suena en los audífonos al cruzar Bombeo a donde ya se nota el cambio cualitativo del paisaje. Silencio es el tema que tiene sonidos que evocan imágenes, las de la altipampa, con su aire de nostalgia, con sus penas, el tema composición de Javier Melgarejo y Jorge Komori otro personaje que es central en la historia de Khonlaya pero además de la música boliviana.

Expreso es un disco muy bien trabajado, basta con poner atención a los detalles podremos escuchar los


arreglos exquisitos de Javier Saldías al bajo con ese poping tan personal o el groovie de Jorge Cronembolt en la batería, los ambientes que crea Pedro Sanjinés al teclado, las líneas melódicas de la quena de Salomón Callejas o esa técnica de malta y Sanca en constante charla entre Juan Carlos Murillo y Kito Melgarejo que tiene como colchón una guitarra en la manos de Jorge Komori y que, aunque parezca extraño, le pertenece a Jorge Eduardo, no se puede dejar de destacar el charango virtuoso de Javier Melgarejo, todo este trabajo tomo dos años, dos años de trabajo que se dejan notar un disco muy bien logrado.

La entrada a la doble vía nos recibe con los colores cálidos de la tarde, tenemos un telón demasiado hermoso, un rojo intenso al fondo de la cordillera que se deja en degrade hacia la noche que se posiciona altiva en el firmamento. La llegada a Capachos acelera nuestra ansiedad son las 19:25 estamos al filo de la hora, la noche reina y las primeras casas de Oruro nos reciben. Bajamos y preguntamos quién nos puede llevar al paraninfo universitario, la mayoría de los taxistas se ve desconcertado como si nunca hubiesen oído hablar del lugar, eso en el pasado era imposible ese era el cuartel general de los estudiantes de la UTO desde donde se organizaban las batallas contra los gobiernos dictatoriales.


La hora pico nos atrasa aún más, de las avenidas anchas de la periferia nos internamos a las calles angostas, se nota que el ambiente esta frio todos visten abrigados, nosotros por la ansiedad no sentimos el frío aún. Llegar a la intersección entre 6 de octubre y Cochabamba, esquina exacta a donde esta el paraninfo, es difícil a esa hora, debemos bajarnos una cuadra antes y correr, subimos a un segundo piso, a donde, en la sala de estar del paraninfo un mural al estilo Alandia y una gigantografía con uno de los dibujos de la serie del quijote de Walter Solón nos reciben, llegamos y por suerte o más bien gracias a la famosa hora boliviana, el evento no había empezado aún.

No había más de cien personas en el recinto, aún estaban en la prueba de sonido lo que nos dio tiempo para descargar la tensión del viaje y del apuro. El evento estaba pensado como dijimos era un Homenaje póstumo a Javier Melgarejo fallecido en junio del 2021, al abrir el folleto que nos entregan en la puerta nos sorprende, es un evento dividido en cuatro partes, la estructura está planificada de la siguiente manera: la primera parte de dúo acústico, la segunda parte lectura de poesía, la tercera presentación de música autóctona y la última la presentación de Khonlaya fusión.

El inicio del programa es espectacular, Edwin Conde en guitarra y Kito Melgarejo en los sikus nos agasajan con Sajama de su autoría, la prodigiosa interpretación de ambos despierta al público, el tema es un lamento indio que nos extraña, nos extraña porque el formato es impensable en estos tiempos, en la planificación del recital claramente lo estilístico es el leit motiv del asunto, hoy en el que el folklore boliviano adolece del cáncer de la estandarización y que lo ha llevado a un coma profunda, puede ser que en Khonlaya encontremos las células madres desde la cual se podría reconstituir el maltrecho folklore.

Continúa el dúo con Taquirari, Carnaval sin fin e Ingeniero tres composiciones de Javier que, tienen su sello claramente. Cuenta Kito que Ingeniero en su estreno allá en los ochenta generó demasiada polémica, el contenido de la letra contestario molestó al público y que, desde entonces no se había vuelto a interpretar, pero solo pudimos degustar de la parte instrumental.

Para el epílogo de esta primera parte nos presentan Sedición, composición del dúo ejecutante, tema que nos trae la mente a otro dúo excepcional, el de Mario P. Gutierrez y Lucho Cavour que grabaron un disco de siete pulgadas llamado “Revelación” en el que presentan un ritmo que inventaron el Mujoy, lo mismo pasa con el dueto Conde-Melgarejo no se puede clasificar fácilmente lo que se nos presenta, porque hay experimentación sobre una base de tradición que en última instancia es creación en todo el sentido de la palabra.

Abre la segunda parte Elizabeth Johannssen con su bella voz, interpretando un lamento indio, para dar paso a la lectura de Río espíritu o río del cielo poema de su libro Somos herederos de la ausencia publicado en 2010. Adivino a mi casa viene/por siglos a pensar/la memoria de los tiempos vamos a desenterrar/…/galopa corazón/la sombra ya no es mía los latidos son nuestros/…/mirar la muerte cara cara y vencerla para ser hombre/…/cuando empezaron a cambiar y a creer en otras cosas/en qué momento los ritos de liberación se trastocaron/de dónde salen esos ecos que hacen palpitar nuestro corazón/ y en el torrente de la sangre ebullen luces remotas/otro fuego los alumbra/ los humos apaciguan la inquietud/la koa y la coca/…/el sol quema los pies sobre la paja brava/ y las montañas resplandecen en el cielo/estamos suspendidos/el rito se consume/…/la fe y la insistencia sustenta la existencia. Elizabeth al cerrar su lectura traza un puente con su voz anticipando la melodía de las Choquelas que dan inicio a la tercera parte.

Las Choquelas de Totorani aerófonos de la provincia Aroma de La Paz nos presentan, la caza del zorro


en dos temas, para después dar paso a las Phalas o aerófonos traversas de la provincia bautista Saavedra de La Paz, con un chuncho y una morenada. Cabe recordar que el Centro Cultural Khonlaya el primero en crearse, se centró en la investigación para la preservación de la música transmitida oralmente que conocemos como autóctona, además a finales de los setentas inician una participación que duraría casi una década en el carnaval de Oruro, con los kantus de Charazani bajo el nombre de “Pueblo eterno”, justamente el epílogo el centro cultural Khonlaya rememorando a su alter ego Pueblo eterno interpreta tres temas de Kantus, el carácter ceremonial de esta variedad de sikus hace que nuestro corazón se hinche de emoción, aquellas fuerzas telúricas de nuestras cordilleras hechas sonido nos envuelven.

A esta altura el espectáculo ya había superado nuestras expectativas, pero aún faltaba la última parte en la que Khonlaya fusión se pondría en escena. Si bien el grupo aparenta tener una conformación clásica de la música fusión, existe una característica en Khonlaya y es el diálogo que entablan los dos sikus, justamente el inicio de la cuarta parte se ejecuta  El doble”(Triple en el disco) un tema que tiene como protagonistas a los sikus, la Zanca inicia una melodía calma y aterciopelada para en un instante dar a dos voces el motivo que nos eleva en la canción, quizá el título de doble es porque obviaron una tercera parte cantada que se puede apreciar en el disco “Debajo la piedra”, y en vivo solo se repitieron las dos primeras partes.

El estallido de la gente hace juego con la fuerza que Khonlaya transmite en su música, para este momento el teatro llegó a unas doscientas personas, es cuando nos presentan “Arrugas” tema de la autoría de Kito que rememora a los abuelos que cuidaron a su hermano Javier, que va enganchada a una afro saya tradicional. Prosiguen con un tema del “Expreso” la introducción del charango compuesta por Javier Melgarejo nos transporta a esa escuela del charango que tuvo su auge en los ochentas, nombres como Julio Lavayen, Jorge Laura, Fernando Torrico resuenan en cada pulsación.

La fuerza toma impulso con “Ritual” un aire de waca waca rock que sube nuestras pulsaciones, el estacato en todos los instrumentos hace que el tempo unitario del ritmo tenga una dinámica rock exquisito, el final abrupto nos hace retornar al primer disco de la banda con un tema que para nosotros es uno de los más bellos, sobre todo por evoca paisajes, evoca una cultura se abren las notas de “Silencio”.

“¿Dónde estarás? /mi voz te busca en la noche y no estas/mis manos sienten el frío que dejaste tú/bajo las sombras de la esperanza/hay un vacío, faltas tú.”, así rezan los primeros versos de “Ilusión herida” quizá el tema más conocido de la agrupación, que fue versionada por varias agrupaciones, y se merece el sitial que la gente le ha dado en el cancionero de su vida. Nos inunda la emoción de sentir las vibraciones canalizadas por el grupo, que son las fuerzas que constituyen lo más profundo de este pedazo de tierra llamado Bolivia.

Inmediatamente suena un huayño compuesto por el hermano de Arturo Borda, don Roberto Borda que lleva por título “Dónde se va el amor”, que en una aparente cáscara de alegato al simple amor, es un tema profundamente humano, sobre todo hoy que vivimos escenas bárbaras en el mundo, como el genocidio en Gaza.

De las producciones del grupo “Cirila central” sea la menos conocida, Khonlaya nos sorprende interpretando “Gente del futuro” que en ritmo de canción country, nos relata un posible escenario distópico respecto a la energía nuclear, que termina diciendo “Vamos, a construir un mundo diferente con toda esa gente que tenga sensibilidad, tabla de salvación de la generación del futuro”. Prosiguen con otra composición de Javier del mismo disco, “Uru de la ciudad” un blues en todo el sentido de la palabra, que nos cuenta parte de la vivencia de Javier en su infancia y juventud, el traslado obligado de Huanuni a Oruro por temas de salud, su entrada a ingeniería, etc. El tema cierra con una sentencia muy orureña, que sería tranquilamente la letra de una morenada: Cuando mi solitaria vida se acerque al final/que sea en Chusaqueri con la banda Imperial/así podré dormir tranquilo y sin preocupación/teniendo por seguro verlos en el domingo de tentación/y como el cóndor de Sajama tendré una cualidad/podré volar, ser panorama, un uru de la ciudad.


Vuelven a escrudiñar el disco “Debajo la piedra”, un tema que con malta y sanka empieza agresivamente, como si fuese un impulso para elevarnos como el viento lo hace con el cóndor del Sajama y luego planear sobre el altiplano en un interludio bello. Esta especie de morenada rock, es un deleite en su dinámica, la participación especial de la guitarra eléctrica al mando de Luis Peréz, quien tiene una manera particular de encarar con su instrumento hace que su protagonismo no pase desapercibido. Continúan con “Lado de acero” del mismo disco una composición de Javier Melgarejo que sigue el temperamento de la anterior canción, la percusión y sikus marcan su presencia, con interludios melódicos de un diálogo entre una guitarra distorsionada y sikus.

Para el cierre del evento nos reservaron un tema del expreso denominado “Saliendo de la oscuridad”, un tema esperanzador, porque creemos que podemos aun pensar que nuestra música tiene en grupos como Khonlaya un puente entre nuestras tradiciones más profundas y las expresiones de nuestros tiempos y que se traduce en calidad estética, que nos dejan saber de dónde y quiénes somos, pero además nos deja una luz abierta en la que los hombres del relámpago(khonlaya) unidos por nuestra sensibilidad vamos a construir un mundo diferente para el futuro.